Noticia 2.289 familias indígenas de Totoró han mejorado su nutrición con proyecto de la FUP


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El proyecto es liderado por el programa de Administración de Empresas Agropecuarias  y beneficia principalmente a niños con bajo peso y madres gestantes del Resguardo Indígena de Totoró, mejorando sus prácticas alimenticias gracias a la transformación de granos promisorios en harina.

Uno de los propósitos de esta iniciativa es fortalecer los aspectos nutricionales de la comunidad, mediante la recuperación de la alimentación propia, la preparación de alimentos inocuos y el apoyo a la diversificación de la huerta con las semillas nativas. En este orden de ideas, se logró establecer la fórmula y mejoramiento en la preparación de alimento a base de granos promisorios.

La comunera Luz Marina Sánchez, dinamizadora de plantas medicinales y encargada del proceso de elaboración de la harina comenta que “el mejoramiento del alimento ancestral realizado con ayuda de la Fundación Universitaria de Popayán, permite fortalecer la nutrición beneficiando a los niños  con bajo peso y las madres en gestación. Esto contribuye a los planes de vida de los pueblos indígenas del Cauca y al ejercicio de nuestra autonomía para el fortalecimiento de nuestras prácticas culturales y su permanencia en el tiempo”.

Los miembros del grupo de investigación “El Roble” de Administración de Empresas Agropecuarias han estandarizado los procesos de elaboración de este complemento nutricional, la evaluación fisicoquímica y microbiológica, así como la determinación de costos de producción de esta harina ancestral a base de siete granos entre los que se incluyen cuatro leguminosas (arveja, lenteja, garbanzo y frijol), dos cereales (maíz y trigo) y un pseudocereal (Quinua).

Según reporte del estudiante investigador Jhon Gonzalo Pomeo Realpe, “además del establecimiento de una línea de proceso semi industrial, que mejora sustancialmente la productividad, el proyecto también ayudará a cumplir el objetivo del cabildo de masificar el consumo del producto mediante la obtención de un registro INVIMA, que les permita comercializarlo a nivel nacional entre las comunidades indígenas de todo el país”.

Por su parte, el investigador principal, Carlos Hernán Morales Hormiga, sostiene que también se realizaron las pruebas de aceptación del producto para definir una forma de preparación que fuera aprobada por la comunidad, principalmente madres gestantes y niños menores de 5 años, además de capacitar a las personas encargadas del procesamiento en Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) conforme a las exigencias estatales.